Luis Azanza: Instantes mínimos

¿Cúando y donde?

Del 9/1/2009 al 31/1/2009

AFCN

El autor: Luis Azanza
              Pamplona , 1961

Entró en el mundo de la fotografía a los 16 años de forma autodidacta, buscando una forma de expresión que  recogiese la transformación estética y social que estaba viviendo el país. Ya en los años 80 comenzó a trabajar como fotoperiodista en medios nacionales y regionales, como El Día, Diario 16, Cambio 16, El País, Diario Vasco, Deia, etc. También ha publicado en periódicos y revistas extranjeros como Le monde , Publico Lisboa .Una profesión independiente que se extiende hasta la actualidad y que se ha abierto a la fotografía corporativa, industrial, publicitaria y de ilustración Paralelamente ha estado desarrollando un trabajo personal que le permite una mayor libertad creativa y el experimentar con diferentes técnicas, algunas que se remontan a los orígenes de la fotografía como las estenopeicas. El objetivo es continuar explorando la complejidad de la imagen, sin olvidar que se trata de un lenguaje y que como tal, tiene una gramática que hay que conocer para poder romperla. Sus trabajos se han expuesto en Contrastes Nueva Generación (150 Aniversario del otografía, 1988); 11 Reporteros gráficos (Galería Nueva imagen, 1990); Fotopress (1991); La Cubana en festivales (Castillo de Olite, 1992); 16 Años de Fotoperiodismo (Círculo de Bellas Artes, 1993); Concurso Periodístico Internacional San Fermín 1992 (Exposición 1994); 25 años de Iruña (1995); 25 años Arturo Campion (1997); 25 años después, Memoria Gráfica de una transición (Fundación Telefónica, 2000); Fotografía de prensa  (Fotogalería Iruña, 1999-2005); Retratos (Fotogalería Iruña, 2002) , Constelación Shanghai (Universidad Publica de Navarra, 2004) y Territorios del Teatro “El Publico” Olite 2007 Cuenta con las siguientes publicaciones: Fotopres( 1991); 16 Años de fotoperiodismo (1993), 25 años de Iruña Ikastola San Fermín (1995); 25 años Arturo Campion (1997); 25 años después ,Memoria Gráfica de una transición (2000); Cuadernos del Artyco. Docere, Delectare, Movere (1999); Sanfermines (2000); Artyco, Estética de lo Difuso (2002); La Mirada del tiempo, Toros y fiestas populares (2006) y La Mirada del tiempo, El siglo XXI (2006). Territorios del Teatro “El Publico” 2007 y Entre Sombras Fotografías en la Fundación Museo Jorge Oteiza 2008 Edita un fotoblog: www.luisazanza.com.com

La obra:

Parecía fácil. Notar como la arena se calentaba al sol de invierno, hacer pompas de jabón, sonreír sin motivo, conquistar una fuente pública, cruzarse y besarse, mirar con curiosidad esperando que el café se enfríe, atravesar la multitud, salpicarse, estar cerca o un poquito lejos… No importa que el día sea de labor, una fiesta religiosa o pagana, hay momentos en los que el tiempo discurre despistado, moroso de si mismo, ni lento ni rápido, íntimo incluso entre la muchedumbre, ajeno. Y entonces todo parece más simple. La vieja dualidad entre acción y quietud se diluye. Pierde importancia la línea que separa la realidad de la ficción. La invención y aquello que el espectador del tiempo del otro aporta con su mirada no pelean a muerte con lo verídico, ni siquiera con lo verosímil. Bendito artificio, mentira piadosa. A fin de cuentas, ¿no resulta muy pretencioso intentar explicar lo que viven, piensan o sienten aquellos con los que nos cruzamos casualmente y a los que abordamos desde nuestra visión? Simplemente nos prestan, de grado o sin saberlo, su representación descarnada, la prueba de que en un instante mínimo del espaciotiempo estuvieron en unas coordenadas cercanas a las nuestras. ¿Puro tiempo congelado? No. Algo distinto. Perdidas ciertas dimensiones se convierten –nos convertimos- en signos del abecedario de la imagen, con su sintaxis y gramática diferenciada. Un código que existe a pesar de ser libre, y por desgracia, muchas veces desconocido y maltratado. Un lenguaje que no importa que sea sencillo o complejo pero que tiene que conjugarse para poder comunicar, sea lo que sea: lo que el fotógrafo vio, lo que creyó ver, lo que pasó por alto, lo que imaginó y lo que se inventó. Y para que, como debe ser, sea el receptor el que decida qué es lo que está viendo. Si le dice algo o no. Si le susurra o le grita. Si le canta al oído y si eso le gusta, le pone de los nervios o le da igual. En el espacio de las apariencias pesa tanto lo imaginario como lo real. No importa que en el momento del click no hayamos introducido nada en el decorado, ni que los actores desconozcan el guión y no sepan siquiera que están actuando para nosotros. Por eso en la imagen no hay guerra de contrarios, por eso intentamos mimar el enguaje que amamos, por eso lo banal puede encerrar cualquier misterio. Por eso parece tan fácil como mirar la espuma del mar. O tan difícil como intentar atraparla.

 

 


luis Azanza

Luis Azanza